La historia detrás del proyecto
– ¿Qué me trajo hasta acá?

La historia detrás del proyecto

Siempre me pareció hermoso conocer la historia detrás de aquellos proyectos o personas con quienes resueno.

Creo que son esos caminos recorridos, nacidos por necesidad, intuición, magia o todo eso junto, los que de algún modo, han forjado la pasión con la que brota el compartir. Reconozco en esa ofrenda un brillo que emerge desde muy profundo con la luz y serena fuerza de quien se sabe exactamente «donde ha de estar».
 
Así que me inspiró a abrirme también y compartir un poco de la historia detrás de este proyecto de vida. ¡Gracias por recibirla!

NOTA IMPORTANTE: Anticiparte que alguna parte de este relato podría resultarte un tanto movilizadora. Si en estos momentos sientes que no estás con energía para ello, quizás quieras dejarlo para otro día. 🙂 

¡Hola! Mi nombre es Luciana. Nacida y criada en la ventosa, mágica y rebelde Patagonia Argentina

«La experiencia»

Alrededor de los 6 años tuve una experiencia (que a falta palabras más atinadas y para no contarla entera, describiré como) «espiritual» muy profunda que marcó mucho mis sueños y decisiones de vida. Incluso a día de hoy.

Desde ese momento, sucedieron tres cosas clave:
  1. Asumí en este plano humano el compromiso de poner mi vida al servicio de un bien mayor –lo que fuere que eso signifique (tenía 6 años). Simplemente, dije «sí».
  2. Supe que nunca estaba ni estaría totalmente sola (aunque muchas veces lo parezca…)
  3. Supe también que, aunque a veces duela o me cueste comprenderlo en el momento, todo forma parte de un propósito mayor. (Sigue doliendo, sigue costando…).

El meollo del asunto

De muy joven, me fui de casa de mis ma/padres a la gran ciudad de Buenos Aires, a 1800 Km (¡Argentina es grande!), a estudiar Diseño en la Universidad. 
 
Al poco tiempo, comenzaron a emerger a la consciencia episodios ligados a experiencias pasadas y me diagnosticaron con Shock/Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT).
También experimenté violencia de género por parte del vínculo romántico en el que me encontraba hacía unos años. 
 
Para cerrar el cuadro, la autoexigencia y perfeccionismo aprendidos –tan habituales en este sistema patriarcal en el que nos encontramos inmersas– detonaron en un caso de «burn-out», con mitad de mi cara parcialmente paralizada, tomando sedantes. Fueron añitos intensos…

¡Hay una luz!

Aún recuerdo ese día en que estaba tendida en el suelo de la sala, agotada a todo nivel. Me observaba por dentro y, a su vez, como por fuera de mi cuerpo. Fue entonces que, rendida, finalmente escuché la voz que venía sonando en mi interior. Le concedí su verdadero espacio y sus palabras se hicieron carne y eco en mí:

 «Sos hermosa, muy hermosa. 
Por dentro y por fuera. 
Sos sensible. 
Tenés un corazón gigante, 
una sonrisa que ilumina todo con su presencia. 
¡Sos amor!

Sos muy inteligente 
y de intenciones nobles. 
No has venido acá sólo para esto, 
te merecés más,
mucho, mucho más…» 

Y, por fin, también a esto dije «sí».

Camino de sanación

¡Guau…! Aquello fue como varias vidas atrás.
A partir de ese momento comenzó a nivel consciente, mi camino de sanación. ¡Comencé por explorar aquellas cosas de las cuales mi alma estaba sedienta!
 
Ahondé más en la sanación energética y me encontré con Reiki, Yoga, Meditación… Y mi gran amor, la Danza y exploración somática para la expresión y realización personal.
 
Co-construí una relación de pareja amorosa, armoniosa, respetuosa, sanadora. (Creo que las relaciones íntimas suelen ser de nuestras mayores escuelas).
 
Al cabo de un tiempo, decidí que era el momento de escuchar un llamado que venía tomando forma desde aquella experiencia de pequeña y, por miedo, venía procrastinando: Viajar. Abrirme al mundo, descubrir, ofrecerme, encontrarme, integrar, sanar…

El viaje, los regalos

Pasaron ya más de 12 años desde que comenzó aquel viaje. Dejé todo, di un salto al vacío y me fui. Me fui solita con unos escasos ahorros y un mail de contacto.
 
Conocí ángeles, brujas, magxs, duendes, hadas, ogros… maestrxs de mil colores y formas. Caminé, viví y aprendí en países de Europa, Asia y Medio Oriente. Fui bendecida con experiencias, herramientas, lecciones y lugares que jamás hubiese imaginado. Cosas preciosas y otras tantas dolorosas. Regalos, todos.
Meditación en Bali
Varanasi

Llegaron a mí el Ayurveda, las Artes del Divino Femenino, el Masaje, el Contact Improvisación y otras formas de danza y movimiento consciente, el Budismo, la Sexualidad Sagrada y nuevas formas de Yoga.

Cada uno de ellas me siguen ayudando a dar un pasito más en dirección a mí misma, a mí verdadera Esencia de Amor. Un camino continuo que me enseña a abrazarme, aceptarme, perdonarme, respetarme, disfrutarme, dejarme ser. ¡A amarme! Y desde ese lugar, a todos los seres. A vos.

No tan diferentes…

Pasé años explorando entre Asia y Europa (España, Indonesia, China, Tailandia, Vietnam, India, Nepal, Alemania, Israel…). En el trayecto, me rendí de admiración muy especialmente ante la inmensa fortaleza de las mujeres que cruzaba. Mujeres que en muchos casos, como yo, no eran conscientes de serlo. Y por ello limitaban (limitábamos) su magia a confinamientos aprendidos. Otras, en cambio, me enseñaron que sea como fuere, siempre escribirían su propia historia… Y tan seguras que hasta lo hacían bien armadas con una enorme sonrisa.
 
Vi solidaridad y desasosiego. Ambición y compasión. Observé que más allá de las diferencias culturales, los cuestionamientos esenciales como humanes nos atraviesan por igual… Porque somos Uno. 
 
También sentí que como Unidad experimentamos las mismas consecuencias del desequilibrio que venimos reproduciendo desde hace tiempo, inmersxs en esta ilusión de separación –Maya, la matrix, Babylon… o como prefieras llamarlo
 
Vi un tóxico desgaste de una energía yang/masculina distorsionada y exigida en desprecio de la yin/femenina. Y «como es fuera es adentro», podemos ver este desequilibrio trasladado a todos los planos: desde cómo abordamos a nuestro cuerpo, nuestra salud, sexualidad, educación, alimentación, ciclicidad, economía, relaciones interpersonales, otros seres vivos, todo lo desconocido y, claramente, la Madre Tierra. ¿Cómo me ubico ante esta fragmentación?

Si estás acá, probablemente también te hayas hecho esta pregunta. Y quizás también hayas sentido el llamado hacia una reconexión. A volver al cuerpo, a la tierra, al placer de ser, a habitar todas tus facetas, a la integración natural de las energías. O lo que me gusta nombrar como el llamado a volver a casa.

Mi propósito, mi Dharma

Mi lugar hoy es el de compartir aquellos regalos y dones recibidos. Ser un puente. Poder acompañar a quienes como yo, añoran volver a Casa. A su Esencia. Aceptarse, amarse compasiva e incondicionalmente recordando la totalidad de su Ser en el camino de unión y balance entre el Sagrado Masculino y Femenino. 
 
Mi intención es la de ser un canal limpio para ayudarte a despertar esa sabiduría que yace en tu interior, esa conexión con la Fuente, que como a mí, también te recuerda que: «¡Sos amor! Y te merecés más, mucho, mucho más…» 
 
Será un verdadero honor para mí el caminar juntas. ♥
Compassion

Soy…

Hija, amiga, hermana, viajera, bruja, canal, facilitadora, meditadora, soñadora, amante, aprendiz, yogini, mujer medicina, profe, diseñadora, emprendedora, compañera, danzadora, artista y exploradora del Movimiento Consciente y del Sagrado Femenino en todos los seres.

«El amor es todo lo que hay. Lo demás es sólo una ilusión».

Palabras de amor…​